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Lucas, desde Soria.Soria, 23 de abril de 2020
Buenos días a todos. Me llamo José Luis, aunque todo el mundo me llama Lucas. Es una historia muy larga de contar, así que la dejaremos para otro momento. Tengo 56 años. Como Luisi -que escribió en este blog el pasado día 17- viví en Carabanchel, Madrid, en la misma zona que ella describe: calle del General Ricardos, metro de Urgel. Mi casa y mi colegio estaban por allí y por esas calles y por esos descampados -la ciudad no estaba tan apretada como lo está ahora- transcurrió mi infancia y mi adolescencia. Allí -periferia de Madrid, más allá del río Manzanares- casi todos mis amigos y compañeros de clase tenían siempre un 'pueblo' al que iban en fines de semana o en vacaciones. No era mi caso: mis padres y mis abuelos eran de Madrid y nunca hubo un pueblo al que ir ni una olla de lomos que asaltar. El 'pueblo' era sinónimo de otra vida, de otro ritmo, de otra dimensión, para mí desconocida. La vida entonces en la ciudad se parecía a veces a la vida de vecindario hermanado que podía darse en el mundo rural, pero con un envoltorio diferente. Madrid era mucho Madrid y pasaban cosas extraordinarias que eran impensables en la vida de provincias. Y ahí se quedó la cosa. Fui creciendo. Mi familia era muy viajera y conocí pueblos de paso, conocí regiones muy diferentes y anduve mucho por España de turista, de tal manera que la sensación de ciudad 'moderna' que era Madrid se diluyó en lo que era verdaderamente nuestro país: un mosaico de paisanos heterogéneos que iba cada uno a lo suyo y que -por causa de la emigración interior que se dio en la posguerra- tenían muy buen reflejo en la capital. Cuando empecé a estudiar en la Universidad coincidió que uno de mis compañeros de clase era soriano y empecé a frecuentar esta provincia con asiduidad. Mi amistad con aquella persona no acabó del todo bien pero fui cultivando con los años otras relaciones con personas de Soria y su provincia. Comencé a conocerla. La gran ciudad se iba deteriorando en sus bondades -ultracapitalismo mediante- y con los años empecé a valorar las cualidades de Soria como ejemplo de lugar habitable, amable y abarcable a la medida de la persona. 'El Valle' siempre era una referencia 'noble' de lo que pasaba en la provincia. En Madrid tuvimos la suerte de contar con un alcalde -Enrique Tierno Galván- que había pasado parte de su infancia allí. Él contaba que en Valdeavellano pasó muchos momentos felices e incluso en su libro de memorias 'Cabos sueltos' hablaba en su primer capítulo de la mirada de los sorianos como algo destacable, por su sinceridad y su transparencia. Hasta que hubo un momento, en 2012, que decidí -por amor a una mujer, qué mejor excusa- venirme a vivir a Soria. Y al empadronarme aquí, encontré el 'pueblo' que yo estaba buscando. Un pueblo honesto y sincero, con las ventajas de las comunidades pequeñas, fácil de vivir, sencillo de conocer y gustoso de disfrutar. Después de pasar la vida en ciudades grandes -Madrid y Barcelona- Soria y su provincia me enseñaron la dimensión humana como la única posible: la que te hace desarrollarte como persona en relación directa y real con los demás y con la naturaleza que nos da sentido. Así que aquí estamos. Yo ya presumo de soriano cuando voy por el mundo y espero que los sorianos oriundos no se molesten por ello. Ya se sabe que los de la ciudad tenemos tendencia a apropiarnos de lo que nos gusta, a veces con cierta vehemencia... A pesar de que mis trabajos remunerados siguen dependiendo de las ciudades, en Soria he intentado cultivar mi faceta más creativa. Con mi 'pseudónimo' de Lucas Caraba quizá hayan visto o escuchado algunas de las ocurrencias artísticas que he realizado en estos años. Soria inspira, ya ha habido precedentes y los seguirá habiendo, porque aquí es fácil desnudar la mente y expresar los sentimientos. Os dejo aquí para que leáis -si os apetece- una colaboración que estoy realizando en la desconexión local del programa 'Hoy por hoy' de la Cadena SER en Soria -que dirige mi amigo Chema Díez- en la que escribo un 'Diario' del confinamiento forzoso que nos está tocando vivir en esta crisis sanitaria mundial del virus ese con forma de corona. Son apenas dos minutos de reflexiones diarias en las que intento contar -con ironía y un punto de descaro- la perplejidad y las dudas que nos surgen en estos días difíciles. Espero que os guste. Iremos actualizando los contenidos. Os envío a todos un saludo muy cordial. José Luis Diez Soria.
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