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Azucena, desde Valladolid.Carta desde el confinamiento.
El día 14 de marzo, escribía esto en Instagram mientras retornaba a Valladolid: “Momentos extraños, cuando dejas etapas sin cerrar.
Un hasta luego pronunciado desde la puerta, pero con cariño y calor. Un fuerte abrazo con Carlos Villoslada. Posiblemente el único en semanas. Después de este paréntesis en la vida de todos, volveremos para cerrar esta etapa”. Era el punto de partida de mi confinamiento. Fue extraño, porque durante tres semanas mi vida estuvo volcada en el desarrollo del proyecto artístico que me llevó a Sotillo del Rincón: Memoria Colectiva.
Desde el minuto uno de la llegada al pueblo, mi cabeza dejó a un lado la normalidad y la realidad vallisoletana. Me levantaba y sólo pensaba en conocer la memoria de Sotillo, en empaparme de ella entre fotos y anécdotas. Conocer a sus vecinas/os. También en disfrutar de la convivencia con Carlos y Eva. Enriquecerme de todo lo que me rodeaba. Así pasaron los días. En la casa de Emilia, a penas hacíamos caso a las noticias en las primeras semanas. Yo bromeaba con el coronavirus. Como tantos otros, creía que en las sociedades occidentales estábamos preparados. Pero no era así. Otro zasca a la inconsciencia colonial de nuestra cultura europeísta. Estábamos entregados a los proyectos y a deleitarnos en su proceso. Pero en esa última semana, entre nervios de que se acercaba el momento final de la residencia artística, fue inevitable que algunas noticias se colaran en la casa. El cierre eminente de Madrid, País Vasco o La Rioja desestabilizó nuestras energías. Intentábamos no pensar, seguir centrados en los proyectos. El jueves 12 se tomó la decisión de aplazar la presentación de los proyectos que iban a tener lugar el mismo 14 de marzo. De la noche a la mañana, teníamos que tomar distancia física con los vecinas/os que días antes estaban colaborando en los trabajos. Fue difícil despedirnos de ellas y de ellos. Yo tengo acumuladas en el pecho, las ganas de darles un abrazo cálido, en agradecimiento a lo bien que nos acogieron y a su colaboración. Aún más raro fue cuando me recogieron mi hermana y mi cuñado. No querían abrazarme ni besarme para evitar contagiarme. Había posibilidades de que mi cuñado tuviera el virus. Verle con la mascarilla, también fue extraño. Aunque Valladolid no estaba en la situación de otras ciudades, ya estaban saliendo casos. En cuanto guardé la maleta nos fuimos del pueblo. La frialdad del momento no se me quita de encima. Mientras dejaba atrás Sotillo el mismo 14, un ovillo de sentimientos y pensamientos viajaban de mi tripa a mi cabeza y de mi cabeza a mi pecho. Por un lado estaba en plena asimilación de todo lo vivido las semanas anteriores. Por otro lado, me inundaba un shock de no saber que me iba a encontrar. Entre las hermanas nos prohibimos ir al pueblo para que mis padres estuvieran aislados, pues son personas de riesgo. Es decir, me confinaba en Valladolid capital. Pero la hermana con la que vivo allí, es personal sanitario en una zona limpia del hospital (zona donde no entran coronavirus) y debía estar en el mayor aislamiento posible para no caer enferma. No sabía qué hacer. Poco a poco el confinamiento se me hacía tangible. Hicimos una parada durante el viaje de vuelta en Peñafiel. Subimos al Castillo en coche para evitar cruzarnos con gente. Con vistas al ocaso, se decidió que mi hermana y mi cuñado me acogían en su casa. Total, tres horas en un coche, si mi cuñado estaba contagiado ya nos lo habría pegado. Pues bien, aquí sigo, escribiendo estas palabras desde su casa. En un momento como este, es cuando te das cuenta de lo importante que es la familia, el pasarlo en tu casa. Pero sobre todo, de que el ser humano es un animal sociable, que necesita de otros seres humanos para su supervivencia. Aunque estas situaciones nos superan a todos. Lo mejor de la cuarentena, que tendremos que volver a Sotillo del Rincón para acabar lo empezado, cuando todo esto acabe. Quiero terminar la carta hablando de memoria, pues es el material con el que realicé el proyecto en Sotillo. La memoria es lo más preciado que tiene una sociedad. Es el vínculo con el pasado que nos construye en el presente. Y la cultura es el gran aliado de la memoria, pues es la que deja constancia de los hechos que formarán parte de esa memoria. Proyecto Valle de Encuentro, es ejemplo de esto. Materializar la vivencia de lo que sin duda es un hecho histórico: la pandemia del Covid-19. Que la propia población establezca su relato, es la mar de interesante. Será el contrapunto al relato de los medios de comunicación. Memoria. Memoria porque nunca olvidaré las semanas vividas durante la I Beca de Residencia Artística Creando por Soria. No olvidaré Sotillo, pero sobre todo sus gentes. Pero también es importante que no olvidemos todo lo que sucedió antes del confinamiento. Reclamaciones de igualdad, de sostenibilidad. De recuperar nuestros pueblos, de blindar las pensiones o de proteger a nuestro sector primario. Retomar las luchas donde quedaron y sumar, más que nunca, el derecho a una sanidad pública y de calidad y unos servicios sociales desprivatizados. Reflexionar durante la cuarentena para actuar cuando salgamos. Valladolid. 13 de Abril de 2020.
Azucena Carbajosa Rodríguez Valladolid.
1 Comentario
Matilde, desde Sotillo del Rincón. Hola me he decidido a escribir,cosa que no he hecho en mi vida. Espero que se me entienda los sentimientos que hoy tengo.
Lo primero que quiero decir es que he pasado en este tiempo tan corto por muchos estados anímicos. Al principio mucho miedo, no por mi sino por la gente de mi alrededor,sobretodo los niños. Luego mucha indignación por la poca ética y empatía de algunas personas(no muchas,pero hacen mucho daño). Más tarde, sorpresa cuando recibes muchas llamadas preocupándose por ti y la situación de toda Soria. Gente que no esperas que te llame,y te llaman a ver si te encuentras bien. En Sotillo,he pasado mis mejores y peores momentos. Que sepa la gente lo maravillo que es nuestro pueblo. Hoy salgo al jardín y no se oye nada,es un silencio que no quiero sentir más. Por eso os pido a los que vivimos aquí,cuidaros para poder disfrutarlo solo como nosotros sabemos hacerlo. No quiero terminar sin dar la GRACIAS todos los sanitarios,fuerzas de seguridad,farmacéuticos,trabajadores de gasolineras,transportistas,trabajadores de mercados y todos aquellos que hacen nuestra vida dentro de las circunstancias,mejor. Espero que aprendamos a sacar lo positivo de esto que estamos sufriendo. Cada vez está más cerca el día en que podamos abrazar a nuestros seres queridos,ánimo a todos para salir de esto. Gracias Matilde Sotillo del Rincón. Soria Mariaje, desde Sotillo del Rincón.12 de abril 2020,Sotillo del Rincón
Llega un momento en que tu vida se asienta, se queda acomodada en una rutina, que de un momento se tambalea y casi destruye eso a lo que estabas acostumbrada. Siempre había oído hablar a mi abuelo de las penurias que pasó durante y después, mucho después de la guerra. No quiero, ni se me pasa por la mente comparar lo que nuestros abuelos pasaron, con lo que estamos pasando o pasaremos. Pero es ahora cuando nos damos cuenta realmente de lo frágiles que somos. Mi mente no para de pensar en esos abuelos que un día tuve el placer de compartir tiempo con ellos. Desde aquí mi homenaje a ellos, los que siguen y , los que desgraciadamente, se fueron, en especial a Manuel, ya no nos podremos tomar ese café que decíamos cada vez que nos veíamos por el Collao... Salgo mucho al jardín de casa. El silencio es estremecedor. Deseo que esto acabe pronto, que Sotillo se llene de las risotadas de los niños (que ganas tengo de abrazaros Irene y Pablo, y celebrar tu cumple pequeño),de esos vermuts sin prisa y sin casa jaja, de esas tardes-noches tomando unos calis o unas cervezas mientras vemos un partido de futbol en el bar, de esas fiestas improvisadas que a muchos se os da bien montarlas, de abrazarnos y volver a vivir ,y por qué no, de llorar pero que sea de alegría. Por eso nos debemos cuidar y así cuidaremos nuestro refugio, nuestro Sotillo.¡¡¡ Animo!!! ya queda menos. Todo va a salir bien GRACIAS A TODOS LOS QUE HACEIS POSIBLE QUE NOS PODAMOS QUEDAR EN CASA Mariaje María Jesús García Sanz Sotillo del Rincón. Soria Pilar, desde Soria.Mi querida Soria,
Tan cerca… y tan lejos hoy en este confinamiento que, no nos deja caminar por tus calles, por tus pueblos, ni nos deja divisar la plenitud de tu paisaje. Sólo las aves, ahora, parecen disfrutan de la beldad y tranquilidad de tu espacio en libertad, ajenas al sufrimiento de los humanos en esta pandemia. Sueño con que esto se acabe, con que las gentes podamos reunirnos en estos parajes, pasar un día en el campo o, simplemente, sentarnos al atardecer y admirar allá al fondo, el fondo interminable de estos Campos de Castilla. Que juntos cuidemos Esta Tierra y sus gentes, también sus animales que nos dan de comer; sus mascotas. Que Soria crezca y progrese para su bien y sirva así de recompensa por la vida de quienes, irremisiblemente, se están quedando atrás (R.I.P.) Hasta pronto Soria. Viva Soria! Siempre… Soria!!. Pilar Castillejo Soria Felipe, desde Sotillo del Rincón. Sotillo del Rincón. Sábado, 11 de abril de 2020.
Querido Sotillo: Tuve la suerte de estar aquí cuando se decretó el estado de alarma. Desde entonces aquí sigo. Soy afortunado porque puedo salir de casa, pasear por el corral, respirar el aire limpio y fresco del exterior, pisar la hierba… Sin embargo, hay en el ambiente algo extraño, algo que no cuaja, algo que produce desasosiego. Sucede que, cuando intentas disfrutar la paz que te rodea, no se logra. Podría ser, tal vez, porque lo que antes se sentía como una tranquila calma ha pasado a ser una inactividad vital que aprisiona, postiza, imperativa, antinatural… Cierto que crece la hierba, que brotan exuberantes los lilos, que han florecido los espinos, que hay más pájaros que otros años… Pero tú, pueblo, te has transfigurado en un decorado. Precioso, sí. Pero inerte. Los pocos habitantes que cobijas han sufrido una mutación casi grotesca: ya no habitan sus casas, sino que estas los han engullido. La sierra ya no te contempla. Se limita a estar ahí, como pintada… Todos los elementos que te conforman parecen ser un maravilloso atrezo en el que uno vaga sin agrado, con desgana como si fuera una pieza discordante. Ahora eres un pueblo inánime. Las plazas, la iglesia, el bar están ahí solo para contemplarlos como en un museo (“se ve pero no se toca”). Y ese es el desasosiego. Ahora no soy un morador de tu entraña, soy un visitante del museo. Y te vivo como si fueras algo ajeno. Pero vamos a dejarnos de incordios. Ojalá pronto recuperes (recuperemos) el alma. Que pronto nos vivamos uno al otro. Que la calma sea de verdad calma y no un parón en el cero absoluto. Que si la gente no sale sea porque no quiere. Que si no voy al bar sea porque tengo visita en casa. Que… Que vuelvas a vivir mostrándote de verdad en paz. En la paz del alma, Sotillo. Felipe Gómez Sotillo del Rincón. Soria Antonio, desde Córdoba.CARTA DE UN ABUELO DE HOY Y UN PADRE DE AYER A SU HIJA DE SIEMPRE
-28 de marzo de 2020- Primero nos olvidaron y nos condenaron al sótano de la necesidad con pensiones de miseria. Hoy nos dejan ir. Parece que somos piezas obsoletas que no sirven como recambios para la ávara maquinaria del Estado.
Pero nada más ayer estábamos cavando en las sombras de una dictadura para levantar los cimientos firmes para forjar un país en libertad. Recuerda cuando llegaba a casa, al caer la tarde, cansado después de una fatigosa jornada, y te decía, asomada a la ventana: "Esos territorios, habitados por tantos y tan maléficos gigantes -que nunca te engañen con la cantinela de que son molinos-, son los que recorre tu padre a lomos de un Rocinante mucho más famélico que el del caballero de la triste figura, y si algún día llego a casa con la armadura abollada, no me tengas por derrotado, solo necesito repararla y repostar amor y aire. Mañana recomenzaré la lucha." Te quiero. Antonio Frías
Córdoba Eva, desde Soria.Jueves 12 de marzo de 2020
Hoy es mi cumpleaños, cumplo 42. Me despierto con la misma ilusión que me da este día desde que era pequeña, noto que este año algo pasa, está todo muy raruno. Quiero creer que es por los vinos de la noche anterior, pero en mi interior se que no es así. Desayuno en el Chayofa con Edurne, Mayte y Vity. Hoy ha salido un amplio reportaje sobre la residencia en el Heraldo de Soria, se lo enseño toda emocionada, lo vemos muy por encima, la conversación hoy es otra. Intento que no se hable del tema, pero es imposible ya ha llegado, ya está en nuestras vidas. Cojo el coche, voy a Sotillo del Rincón a por Azucena, ha de hacer unas fotocopias en Soria para la exposición del sábado. Todo el trayecto con el tema en mi cabeza ¿cancelamos? ¿posponemos? ¿lo realizamos solo para la gente del pueblo? Escribo un wasap a mi hermana, sé que es la única persona que me ayudara a tomar la decisión. Entro en la casa, allí están Carlos y Azucena ajenos a todo lo que está pasando, no son conscientes de la que se viene encima, yo tampoco soy consciente, nadie es consciente. Deliberamos sobre qué hacemos. Nos vamos para Soria. Carlos se queda concentrado en sus raíces. Azu hace fotocopias. Yo espero fuera. Hablo con Ana. Mensaje de mi hermana. Anulo la entrevista de la tele. Decido posponer. Se me olvida que es mi cumpleaños. Sábado 14 de marzo de 2020 se declara el estado de alarma. Eva Caballero Soria Stephanie, desde Soria.Primavera. De las cuatro estaciones, mi favorita.
Primavera. Hay cosas que no cambian y permanecen en el tiempo. Mi percepción de la primavera es una de ellas. Es luz, cuando los días alargan, algarabía de los pájaros por la mañana con las primeras luces, vida, el verdor de los campos, la explosión de color en forma de flor, la brisa suave sobre el rostro, alboroto en las calles con las primeras terrazas, risas, tormentas que traen calma y dejan un paisaje más colorido si cabe y un inenarrable olor en la hierba, deleite de los sentidos, olor, frío, calor, primeros rayos del sol sobre la piel… Me gusta disfrutar de todos y cada uno de esos momentos. Desde mi ventana no consigo ver mi primavera, la de siempre. Veo la luz, oigo los pájaros, y siento el silencio, ese que estremece, ese que te indica que algo no va bien. Este año la primavera ha llegado acompañada, COVID19, contagio, distancia, baile de números, números que son personas, números que son familia, números que son amigos… alegría por los que se curan, inmensa tristeza por los que nos dejan. Silencio roto a las 8 de la tarde, aplausos, sirenas, canciones improvisadas, congoja… agradecimiento infinito. Pero la primavera sigue ahí. Me niego a no sentirla… Y me sumo a esta nueva primavera que contiene más risas en familia, juegos, improvisación, introspección, reencuentros, teléfono, series, yoga, movimiento, bricolaje, recetas, amistad, familia, solidaridad... Volverá la brisa, volverá la calle… mientras lo hace me conformo con fotos de los que tienen la “suerte” de sentirla en directo. Y volverá la primavera, pero ya no será igual. Nunca lo es. Stephanie Soria Andrés, desde Sotillo del Rincón
Andrés Izquierdo Sotillo del Rincón Antonio, desde Almazán.Carta. "Síntomas Inequívocos"Valdeavellano de Tera. 10 de abril de 2020
Querida Mónica: Te pido que reconsideres tu decisión de dejarme. Jamás hubiera pensado, paseando aquella magnífica mañana del 14 de marzo, que tu silencio significara que ibas a abandonarme a mediodía. Esa tarde, el gobierno decretó el estado de alarma. Yo ya lo estaba desde horas antes. Te escribo esta carta porque llevo varios días ingresado. Me dolía mucho el pecho (y me sigue doliendo), con mucosidad arcoíris y los ojos del rojo del carabinero fresco. Llamé al médico y me ordenó regresar a la cama. Mandaron una ambulancia. Ya en el hospital, me hicieron las pruebas del coronavirus. Esta mañana me han comunicado los resultados. Me mandan a casa de mala manera. No he mejorado en absoluto. Sigo fatal, pero los médicos sabrán lo que hacen (con tanto como estudian). Sólo cabe pensar que todos los síntomas son porque tú me saliste de golpe, no porque me entrase repentinamente ningún virus. Contéstame, por favor. Me muero. O al menos eso me parece con mucha frecuencia. Te quiero, Jose PD. ¿a ti no te duele nada, nada? Casi mejor, no me lo digas. Antonio Benavides Almazán. Soria. |
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